Xalapa, Equez., Ver., viernes 16 de abril de 2010.
Afirmó Raúl Hernández Viveros
Carlo Antonio Castro, ejemplo de humanismo en la UV
• Colaboró ampliamente con la fundación de escuelas e institutos, apoyando el trabajo de Gonzalo Aguirre Beltrán
• El académico destacó su literatura indígena, a la par de Rulfo y Ricardo Pozas
David Sandoval
“Carlo Antonio Castro probablemente fue un sabio y vivió sin saberlo, como viven los sabios”, dijo en entrevista Raúl Hernández Viveros, amigo del recién fallecido, quien habló también de su postura antiimperialista y a favor de los indígenas: “Me dijo una vez: ‘Nuevamente me han invitado a Estados Unidos, jamás asistiré a ese país’, así era don Carlo Antonio”.
El maestro Carlo Antonio Castro Guevara (1926-2010) forma parte de una época insigne para la ciencia y la literatura de nuestro país, aseveró Raúl Hernández Viveros, miembro del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV), al recordarle con motivo de su fallecimiento.
A partir de su amistad, sostenida durante más de 30 años, y de su colaboración en publicaciones como La Palabra y el Hombre y en Cultura de Veracruz, donde publicaba colaboraciones de todo tipo y formó parte de ambos consejos editoriales, Hernández Viveros destacó el papel de la docencia como uno de los mayores atributos del destacado etnólogo.
Carlo Antonio fue miembro de un cohesionado grupo de intelectuales que se ha denominado la Escuela de Antropología del Golfo o la Escuela Veracruzana de Antropología, generación de investigadores cuyo liderazgo recae en Gonzalo Aguirre Beltrán y cuenta con figuras como Alfonso Medellín Zenil, Juan Hasler, Waltraud Haengert, Roberto Williams y el mismo Castro Guevara, entre otros.
Ésa fue una época donde el humanismo y la universalidad tenían mucho auge en la UV, recuerda Hernández Viveros, “cuando dirigí La Palabra y el Hombre, Carlo Antonio y Aguirre Beltrán estaban muy al pendiente de que se publicaran trabajos de los investigadores de la misma Universidad y colaboraban ellos mismos con sus trabajos”.
Ellos, agregó, fueron los fundadores de escuelas y facultades, así como del Instituto de Antropología; en ese sentido, desde la cátedra “Carlo Antonio formó generaciones de antropólogos, lingüistas y etnólogos; también asesoró cientos de tesis, recuerdo que una de sus primeras fue de Alfonso Gorbea Soto”, también miembro del Instituto.
Sumando a su interés por la lingüística y las lenguas indígenas, mantuvo siempre su inquietud en la creación literaria, fruto del cual se publicaron numerosos poemas en distintas revistas y en el libro Íntima Fauna, editado en la colección Ficción de la UV en 1962.
Una de las obras más reconocidas de Castro Guevara es Los hombres verdaderos –reeditada en la Serie Conmemorativa Sergio Galindo de la UV–, la cual obtuvo amplio reconocimiento entre los científicos sociales de la época, apuntó Hernández Viveros.
Quizás esta novela, que narra la vida de un indígena tzeltal de los Altos de Chiapas hubiera sido más destacada, pero en esa misma época se habían publicado El llano en llamas de Juan Rulfo y Juan Pérez Jolote de Ricardo Pozas, lo cual opacó este trabajo tan destacado del lingüista.
“Carlo Antonio Castro probablemente fue un sabio y vivió sin saberlo, como viven los sabios”, opinó el académico, recordando también su postura antiimperialista y a favor de los indígenas: “Me dijo una vez: ‘Nuevamente me han invitado a Estados Unidos, jamás asistiré a ese país’, así era don Carlo Antonio”.
Pie de foto
Raúl Hernández Viveros, miembro del Instituto de Antropología de la UV.
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